martes, 19 de mayo de 2009

Algo que consegui en un antiguo disco duro...

Esto lo escribí hace aproximadamente 2 años....

De impuestos y otras cosas
Cuál es la razón por la que un ciudadano se relaciona con el SENIAT? Por obligación.
Es un deber constitucional pagar los impuestos, lo que hace que su relación no pueda ser vista jamás como la de cliente-vendedor. En esta línea, John Alford[1], explica, citando a otros autores, que “el supuesto de que los customers (clientes) tienen una preferencia positiva por el servicio no se aplica cuando el “servicio” implica ejercer coerción sobre el “cliente” contra su voluntad (Pollitt 1990; Pegnato 1997; Patterson 1998). Consideremos los “clientes” de una prisión, es decir, los prisioneros. Típicamente, tienen una clara aversión al servicio prestado: sin duda, algunos de ellos se involucran activamente para tratar de evitar recibirlo (Lamb 1987; Flynn 1990; Moore1994). De hecho, este elemento de coerción surge en la labor de muchos tipos de organizaciones públicas, no sólo en las que se dedican a asegurar el cumplimiento de la ley. Moore (1994, 301) emplea el útil término “obligados” (“obligatees” en el original inglés) para caracterizar estos miembros del público a los que la organización los somete a obligaciones legales. Los ejemplos más obvios incluyen a los prisioneros y a los arrestados por la policía. Pero también incluyen a los sujetos a requisitos de agencias reguladoras y, por cierto, a todos los que interactúan con organizaciones gubernamentales que hacen algún uso del poder público como parte de su labor (Sparrow 1994; Moore 1995, 37).
El ciudadano no escoge a donde quiere ir, como un cliente escoge una u otra marca dentro de la libertad que le da el mercado. Su conducta esta determinada por la exigencia, y su acercamiento o no al Organismo, estará vinculado a dos premisas básicas, por una parte la importancia que para el sujeto tenga cumplir con esa obligación y por la otra el miedo a ser penalizado.
Mónica Cesana[2], afirma que, con respecto a la conducta “evasión fiscal”, se encuentran en la psique del sujeto (ciudadano) variables detonantes de la misma, tales como: “la insatisfacción, la falta de identidad, la pérdida de confianza, la desproporción entre el sacrificio y el beneficio, la representatividad de los grupos en las decisiones de Estado, el ensanchamiento de la brecha entre los grupos marginados y los privilegiados, la insuficiencia e ineficacia de los servicios públicos… “
¿Cuál es entonces el “valor” creado por el SENIAT en su proceso de “producción? Partiendo de esa obligación, se hace difícil, no solo saber cuál es el proceso de creación del valor sino también saber cuál es el valor que produce.
En este punto entonces, podríamos evaluarlo desde dos perspectivas; como organización, el valor sería el monto recaudado, como ciudadano/contribuyente el valor no sería el mismo.
Si el proceso productivo del SENIAT se encuentra conformado por el conjunto de funciones, tareas, actividades que realiza con el fin de recaudar, entonces la organización debe evaluar cómo logra obtener una mayor recaudación y esto impacta directamente a la ciudadanía.
Desde otro punto de vista, si además ese “proceso productivo” incluye las transacciones individuales que el SENIAT tiene con los ciudadanos/contribuyentes, entonces podría asumirse que este Organismo presta un servicio, pero el valor estaría más específicamente en la calidad de ese servicio prestado.
Entonces, es en ese “proceso productivo”, donde podrían aplicarse los conceptos de la gestión privada, mejorándolo para disminuir, de alguna manera, las probabilidades de “evasión”, decimos de alguna manera, porque siempre estará presente el hecho de que son “otros” los que producen el “bien” y entonces, son “los aspectos de transparencia, equidad, no discriminación, legalidad y receptividad los que forman parte integral de dicho valor, lo que aumenta (o disminuye) el valor creado”[3] Esta situación genera entonces, una mayor dificultad al evaluar el cuarto aspecto planteado por Koldo y Echevarría, “La dificultad de medida del valor creado”, en este punto, nos encontramos con el dilema: si no podemos afirmar cuál es, a ciencia cierta, el valor creado por este Organismo, muy difícilmente podríamos medirlo. Esto, aunado a lo propuesto por los autores, quienes plantean que existen varias causas por las cuales es “difícil medir el valor creado por la actuación de los poderes públicos”.
Entre ellas se encuentra que, “la no existencia de un precio impide que podamos cuantificar el montante de los ingresos asociados al volumen y valor que para sus beneficiarios tienen las actividades desarrolladas por una organización pública”[1].
Otra de las causas, es la dificultad para distinguir entre lo producido (outputs) y los resultados (outcomes). Como se dijo anteriormente, el objetivo del SENIAT es recaudar, lo cual hace muy difícil la tarea de “distinguir entre aquello que un determinado programa materialmente produce (outputs) y los resultados (outcomes) que realmente ha tenido la actuación administrativa, expresados tanto en términos del grado de consecución de los objetivos de la política o programa como de aquellos efectos no previstos ocasionados por su implementación”. Las variables que influyen en la recaudación son múltiples, empezando por las políticas nacionales de gobierno y culminando por la conducta del ciudadano/contribuyente.
En conclusión, el pensar en aplicar el modelo de “management” en el SENIAT es un asunto delicado que debe ser evaluado detenidamente. Si se intenta copiar modelos de este tipo para la administración pública sin tomar en cuenta determinados aspectos, el contexto social, político y la razón de ser de la organización objeto de reforma, podrían generarse grandes pérdidas, no solo de dinero, sino de esfuerzo innecesario, sin embargo, también hay que tomar en cuenta que el solo hecho de pensarlo, diseñarlo e intentar aplicarlo, es ya un paso interesante hacia la reforma, según Andrea López[5], citando a otros autores (Pollit y Bouckaert, 2000) “el proceso de implementación es una etapa particularmente importante de la reforma, ya que “se aprende mucho cuando se intenta poner en práctica las ideas reformadoras y, con frecuencia, una parte de ese aprendizaje termina desviándose del diseño original”
En el SENIAT se han dado pequeños pasos hacia esta “modernización”, lamentablemente, sin la adecuada planificación, estos pasos han resultado descoordinados y poco efectivos. Tomando en cuenta que aún con normativas rígidas y engorrosas la ausencia de formalidad en el cumplimiento de las mismas, conlleva pocas probabilidades de éxito.
Dejar de lado las variables sociales, culturales y políticas que existen en el país sería un grave error ya que “el punto ya no es si las tecnologías “sirven” a las necesidades de gestión de nuestros estados, sino si pueden “forzar” su adopción y así desterrar, definitivamente, sus patrones culturales indeseables”[6]
[1] John Alford. Definiendo al cliente en el Setor Público. Publicado originalmente en “Public Administration Review”, Mayo/Junio 2002, Vol. 62, Nro. 3. Esta traducción se publica con expresa autorización del autor y de los editores.
[2] Mónica Cesana. Evasión Fiscal. La visión de la sociología y de las Finanzas Públicas respecto de la evolución del hecho de la imposición. Revista de la Facultad de Ciencias Económicas. Nº 2 Primer Semestre Año 2004.
[3] Koldo Echebarría y Xavier Mendoza. La Especificidad de la Gestión Pública: El Concepto de “Management Público” Capítulo 1
[5] Andrea López. La Nueva Gestión Pública: Algunas Precisiones para su Abordaje Conceptual. Publicación del Instituto Nacional de la Administración Pública. Dirección de Estudios e Información Serie I: Desarrollo Institucional y Reforma del Estado Documento Nro 68 en www.sgp.gov.ar/contenidos/inap/publicaciones/docs/modernizacion/ngpfinal.pdf -
[6] OSZLAK, Oscar (1999) Quemar las Naves (o como lograr reformas estatales irreversibles). Trabajo presentado al IV Congreso Internacional del CLAD, México